
En Ecuador y otros países de la región, la medicina ancestral forma parte de la cultura popular y continúa siendo un recurso frecuente para tratar malestares digestivos comunes como la gastritis. Infusiones de cuachalalate, té verde, regaliz o aloe vera se han usado durante generaciones, y algunos estudios preliminares sugieren que estos remedios naturales podrían tener propiedades antiinflamatorias y protectoras del estómago.
Sin embargo, especialistas en gastroenterología advierten que estas alternativas no deben considerarse una cura para enfermedades más complejas.
“Un pólipo o un tumor digestivo no se eliminan con infusiones. Estos problemas requieren un diagnóstico oportuno, estudios endoscópicos y, en muchos casos, procedimientos médicos avanzados”, señala el gastroenterólogo Iván Nieto Orellana, especialista en endoscopía avanzada.
De acuerdo con la World Journal of Gastroenterology, hasta el 90% de los pólipos colorrectales pueden evolucionar en cáncer si no se detectan y tratan a tiempo. A su vez, la revista The Lancet Oncology resalta que las terapias mínimamente invasivas, como la resección endoscópica, son las que realmente marcan la diferencia en el pronóstico de vida de los pacientes.
Mientras tanto, no existen estudios clínicos sólidos que confirmen que la medicina ancestral pueda curar lesiones precancerosas o neoplasias en el sistema digestivo.
Los especialistas recomiendan no desestimar el valor cultural y complementario de los remedios naturales, pero insisten en que la prevención, los chequeos médicos y la atención profesional son pilares esenciales para la salud digestiva.
“Un té puede aliviar una molestia, pero nunca reemplazará una colonoscopía o una endoscopía cuando hablamos de lesiones graves”, enfatiza Nieto.