Diabetes.
Hipercolesterolemia.
Hipertrigiceridemia.
Sexo femenino.
Sin embargo, cada vez es más común encontrar personas con hígado graso sin estos factores
de riesgo. No todas las personas
con hígado graso desarrollan
complicaciones o daño hepático
crónico.
En Chile, un estudio realizado
por el Departamento de
Gastroenterología de la
Universidad Católica de Chile
muestra que la prevalencia de
hígado graso en la población
general de Santiago es del 23%.
Características clínicas
El hígado graso es habitualmente
asintomático, y se descubre sólo
después de una ecografía (o
ultrasonido) abdominal que
muestra el hígado con aumento de
ecogenicidad (brillante). La
otra manera de llegar al diagnóstico es a través del
hallazgo de aminotransferasas
(transaminasas) elevadas en un
análisis de sangre rutinario o
por cualquier otra razón.
Algunas personas se quejan de
dolor leve a moderado abdominal
en el hipocondrio derecho (la
zona donde se encuentra el hígado). Sólo un pequeño
porcentaje de los pacientes
desarrollan síntomas de
insuficiencia hepática.
Diagnóstico y evaluación
El diagnóstico de hígado graso
se basa en los hallazgos de la
biopsia hepática. Esta muestra
acumulación de grasa en los
hepatocitos, y también puede
haber diversos grados de inflamación y fibrosis.
Aunque la biopsia hepática es el
típico examen que certifica el
diagnóstico y es un
procedimiento de bajo riesgo, no
todas las personas con sospecha
de hígado graso son sometidas a
este procedimiento. Es común
hacer el diagnóstico presuntivo
de híado graso en alguien con
imágenes sugerentes (ecografía, tomografía computada o
resonancia magnética). La
biopsia hepática es, sin
embargo, la típica prueba que
distingue entre esteatosis
simple (acumulación de grasa) y esteatohepatitis (grasa
asociada a inflamación y
fibrosis).
Algunas personas con hígado
graso tienen adicionalmente
elevación de las transaminasas o
aminotransferasas en la sangre (SGOT
y SGPT, tambi? conocidas como
ALT y AST). En estos casos es
importante descartar otras
causas de inflamación hepática,
como la infección por virus de
hepatitis B y hepatitis C, la hemocromatosis y la hepatitis
autoinmune, entre otros.
Pronóstico y consecuencias
La mayoría de las personas con hígado graso no desarrollarán una
enfermedad con consecuencias
graves. Aproximadamente el 20%
de los sujetos puede tener algún
grado de fibrosis hepática en la
biopsia, que puede progresar a
etapas más avanzadas de la
enfermedad, como cirrosis y cáncer hepático. El hígado
graso es probablemente la causa
más común de cirrosis criptog?ica
(cirrosis, sin causa aparente).
Tratamiento
El tratamiento del hígado graso
consiste fundamentalmente en la
normalización del peso y
aumentar la actividad física. La
obesidad y el sobrepeso,
principales factores de riesgo
son modificables mediante
cambios en el estilo de vida.
Otras recomendaciones incluyen
evitar el alcohol y los
medicamentos innecesarios.
En los pacientes que se
encuentran en etapas más
avanzadas de la enfermedad
(inflamación o fibrosis hepática
importante), algunos
medicamentos pueden ayudar, como
antioxidantes (vitamina E) o
agentes sensibilizadores a la
insulina. El uso de pioglitazona,
que ha demostrado beneficios
normalizando las
aminotransferasas y la
histología hepática, sigue
siendo algo controversial.